Si juntamos el clima, microclima, suelo, variedad de uva y colocación de los viñedos damos lugar al concepto del «terroir» en determinados vinos.

Por lo que, afirmamos que la calidad de un vino procede tanto del proceso de elaboración y crianza como también del terroir.

 

¿Cómo afecta el clima?

La vid es una planta con la capacidad de amoldarse de una manera increíble a la climatología. Las principales zonas vitícolas del Planeta hay vinos que vienen de climas fríos, templados, hasta cálidos.

Pero, aunque es posible cultivar la vid en todos los climas, las características específicas de un vino de zona cálida no las tendrá  un vino de climatología fría y viceversa.

La climatología es la que marca la ‘personalidad’ del vino. No nos referimos 100% a su sabor, sino fundamentalmente por las repercusiones que el clima tiene sobre la vid en determinados momentos de su ciclo vegetativo.

 

Galileo Galilei «el vino es la luz del sol, unida por el agua».

 

Exceso de lluvia

El riego es el único factor manejable por la mano del hombre. En caso de no tener agua de lluvia, es posible resolverlo mediante un riego artificial para evitar que la falta de agua estropee tanto la vid como la uva.

El exceso de lluvia provocará que las uvas engorden y cuenten con un engañoso aspecto saludable. Engañoso porque lo que provoca el exceso de agua sobre las uvas es un descenso en la concentración de glucosa. (rebajar los grados de alcohol).

Uno de los grandes miedos de los que hacen vino son las lluvias en los días previos a la recolección. Ya que, dicha agua puede ser la responsable de cambiar por completo la personalidad de un vino(dependiendo de la cantidad)

 

Exceso de sol

Es muy común que los viñedos jueguen con los factores geográficos para salvar la probabilidad de altas temperaturas en verano. De tal manera que no solo se procura que el lugar donde esten plantadas las vides se encuentre lo más alto posible con respecto al nivel del mar pero sin entrar en cotas que puedan sufrir heladas.

Una práctica habitual para evitar que el exceso de sol pueda quemar los racimos y no permita desarrollarse de manera correcta es:

Plantar las vides donde no reciba la cantidad de sol máxima que se produce al mediodía sino por la tarde.

 

Humedad

El agua en exceso es un factor determinante en el carácter del vino y no deja de serlo junto a una de las amenazas potenciales de la vid: las enfermedades fungícas provocadas por hongos. Son los peores compañeros para la vid.

Aparecen en la maduración de la vid, arruinando cosechas completas.

 

Temperatura

La vid requiere del sol para madurar de forma correcta sus frutos. A pesar de ello, la temperatura que procura la falta o el exceso de sol es, precisamente, la responsable de buena parte de sus procesos vegetales.

El desarrollo metabólico de la viña comienza con temperaturas por encima de  los 10 grados. Su ciclo de fotosíntesis no se activa si no están las temperaturas  entre 15 y 30 grados. Sin embargo, a partir de esta temperatura, el calor hace que la planta detenga su proceso de maduración; por lo que un verano excesivamente cálido y sin descensos térmicos nocturnos puede arruinar un cosecha.

 

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