Las cosas rara vez son lo que parecen. La leche desnatada se disfraza de nata.
W.S. Gilbert
La nata es un ingrediente versátil en la cocina y formar la base de postres y hace magia en salsas dulces y saladas para crear una textura rica y suave. Se vierte sobre postres calientes o fríos y se utiliza como guarnición para las sopas e incluso se añade al café.
Dependiendo del uso que se le va a dar, es importante elegir el tipo correcto de nata. Por regla general, cuanto mayor el contenido de grasa, más fácil será utilizarlo, ya que la grasa mantiene sus elementos líquidos unidos, evitando que se dividan o que cuajen.
Tipos de nata
- Nata fresca: 18% de contenido de grasa aproximado, de textura ligera y estado líquido. Se puede añadir directamente al café. No puede batirse y no sirve como sustituto de los otros tipos.
- Nata para montar: contenido de grasa alrededor del 36%, que permite que el aire sea atrapado cuando se bate, casi duplicando su volumen. Una vez batido, se utiliza tanta como relleno o decoración en repostería.
- Nata doble: es la más densa, con un contenido de grasa de alrededor del 48%. Desafía la gravedad montándose en vertical y es ideal sobre la fruta o para decorar postres. Añade cremosidad a los platos salados.
- Nata agria: entre los ligeros, con un contenido de grasa alrededor del 18%. Es tratada con ácido láctico, lo que le da un sabor ácido-agrio. Tiene una textura gruesa, para hacer pasteles de queso, salsas, y para añadir en sopas y salsas. No se puede hervir o se derramará.
- Créme fraîche: con un 48% de contenido de grasa, aunque hay variantes más ligeras en las que la grasa ha sido reemplazada por espesantes naturales. Es parecida a la alternativa agria, pero con un sabor más suave. Se sirve en sopas y salsas.
- Whipped cream, o coagulada: tiene el porcentaje de grasa más alto de todas, al 55%. Esta crema sedosa de mantequilla es una especialidad de Devon y Cornwall donde se sirve con scones, mantequilla y mermelada.
Domingo Gutierrez es distribuidor mayorista de nata en Canarias.