Nada como un buen caldo de pollo cuando estamos resfriados o con gripe. Al primer síntoma de dolor de cabeza y frío recurrimos a él para que nos llene de calor. Se combina la creencia popular con las propiedades de los ingredientes para una alta tasa de éxito. Además, el caldo de pollo es una receta que poco a variada en las últimas generaciones.
Caldo de pollo como remedio antigripal
Las cremas, caldos y sopas son un recurso popular cuando nos encontramos mal. Sus recetas son las más buscadas en Google, cuando acompañadas de palabras claves como tos, congestión, resfriado o fiebre. La creencia de que la sopa puede curar es antigua, al menos desde el Siglo XII, como cuenta en este enlace MuyInteresante.
Se asocia a aliviar la congestión, ya que el líquido caliente acelera el proceso de expulsar el exceso de la mucosidad dilatando los vasos sanguíneos. Las especias picantes como el chile y el jengibre añaden sabor y ayudan a combatir la congestión de la misma manera. Otras ideas son unas gotas de tabasco, ajo y curry.
El efecto de la sopa curativa se nota rápido. Pañuelos para la nariz mientras los ojos están lagrimando es una buena señal de que nos estamos curando. Sentimos como el calor calma el estómago revuelto de tantas contracciones por la tos.
La sopa es una fuente de hidratación adicional a las infusiones, clave para combatir infecciones. El toque salado facilita al cuerpo absorber sus propiedades hidratantes.
Lo mejor es no solo tomarla cuando ya hemos caído en las garras del resfriado, sino incorporarla en la rutina diaria. Fortalece las defensas para que futuras bacterias caigan abatidos en su primer ataque.
Abundan las razones para servir caldo de pollo en la mesa. Sabroso, caliente y aliado para combatir el resfriado. Con la ayuda de los concentrados es muy fácil de preparar y listo para servir en pocos minutos.
Domingo Gutiérrez es distribuidor mayorista de sopas y cremas en Canarias.