Históricamente, el corte de digestión siempre ha sido uno de los grandes peligros durante el verano. Especialmente cuando, recién comidos, tratábamos de sumergirnos en la piscina o en la playa. No obstante, en el entorno general, la realidad es que parece que nadie sabe a ciencia cierta si se trata de un peligro o no es más que un mito.
Según afirman científicos expertos, el corte de digestión no tiene nada que ver con el intestino. Cuando nos referimos a este término, y a sus efectos, realmente estamos haciendo referencia al síncope de hidrocución. Cuyos efectos pueden llegar a tener un fatal desenlace.
La importancia del cambio de temperatura en el corte de digestión
Según afirma la medicina, lo que entendemos comúnmente como corte de digestión hace referencia al síncope que se produce tras un cambio brusco de temperatura. Su nombre técnico, como ya hemos mencionado, es síncope de hidrocución. Se produce cuando nos encontramos expuestos a altas temperaturas y, de manera inmediata, entramos en contacto con agua fría.
Este cambio brusco de temperatura es lo que provoca que nuestra frecuencia cardiaca baje de manera repentina. Inhibiendo a nuestro centro respiratorio y causando todas las molestias descritas anteriormente.
El resultado final que experimenta nuestro cuerpo es que se pierde el nivel de conciencia. Produciéndose, a posteriori, un síncope similar al vasovagal. Es decir, aquel que aparece como resultado de una baja brusca de la tensión arterial. O cuando nos enfrentamos a una extracción para una analítica.
Toda esta situación tiene un efecto especialmente importante en el caso de meternos en el agua. Puesto que podemos ahogarnos como consecuencia de todo el cuadro descrito anteriormente. No obstante, bajo ninguna circunstancia toda esta situación está relacionada con nuestro proceso digestivo. Por tanto, lo que habitualmente conocemos como corte de digestión no existiría.